lunes, 24 de noviembre de 2008

LA TELEVISIÓN; EL DILEMA DE ENTRETENER O EDUCAR

JUAN CARLOS GARCIA TOBÓN, PEDAGOGIA DE LOS MEDIOS
Los medios de comunicación son herramientas de investigación, interacción social, entretenimiento, observación, critica constructiva y de producción de información basada en hechos noticiosos. La objetividad radica en su ejercicio diario de reportaje. Son considerados como el cuarto poder en influencia para las masas; por referirse a un público general y representar las ideologías culturales en un plano audiovisual.
La televisión es uno de esos medios masivos. Considerada como el medio con mayor acogida entre los seres humanos de la modernidad. Consiste en una transmisión instantánea de imágenes, tales como fotos o escenas, fijas o en movimiento, por medios electrónicos a través de líneas de transmisión eléctricas o radiación electromagnética (ondas de radio). A diferencia de la prensa, la radio y la internet; su tiempo es limitado y la información como consecuencia debe estar acompañada de imágenes y sonidos para encontrar la mayor objetividad posible en el aprendizaje de sus receptores o comúnmente denominados (tele-espectadores).
La televisión es un agente socializador de gran poder que influye en el ser humano, individual y colectivamente. Es una fuente muy efectiva para la generación y formación de actitudes en los niños, ya que desde muy temprana edad éstos se ven sometidos a su influencia, sin poseer otro tipo de información.

Es necesario destacar dos conceptos de suma importancia. Donde radica el problema de este medio, la superficialidad y el rating; La superficialidad al centrar una información que en su mayoría carece de investigación y suplementarla por la promoción de bienes y servicios, es decir, la objetividad por debajo del consumismo.
El rating modifica todos los componentes pedagógicos. Son poco visibles en las emisiones rutinarias por el medio masivo. El interés personal o general se confunde con la educación integral de los seres expuestos a este.
Aunque la Comisión Nacional de Televisión manifieste su gran deseo por la defensa de los derechos de los televidentes no se toman las medidas necesarias para evitar que la educación no se represente a través de imágenes explicitas, sensacionalistas y con pocos argumentos llevados a cabo por la sustentación banal o interpretaciones mediocres de una televisión bien vista. Como si el problema descentralizara la responsabilidad de los productores de “problemas sociales” representados en el medio por el cómo los receptores observan el mismo.
No es como se ve la televisión, es como se hace televisión, se deben tener en cuenta los modelos pedagógicos. Al hacer un programa de televisión el productor debe ser consciente de las causas del mismo, cual es su objetivo y si solo entretiene, educa o contiene ambos elementos. Según la investigación realizada durante el curso .Ver televisión es uno de los pasatiempos más importantes y de mayor influencia en la vida de niños; en la escuela primaria no constituye un modelo constructivista pero el 70% de los niños conocen a los menos 1 o 2 programas de caracol televisión y rcn. Los adolescentes Se guían por identidades culturales diversas. Pero su exposición es menos en comparación a la de los niños y la utilización de su tiempo dedicado al estudio. Y aunque la televisión puede ser negativa, también puede entretener, informar y servir de compañía a los niños. Ellos aprenden de la TV valores sociales como la solidaridad, la cooperación, el amor, las buenas acciones, a ser educados y muchas otras cosas positivas y constructivas. Todo depende de los contenidos de los programas que ellos ven, también puede influenciarlos de manera no deseable.
Los contenidos de la televisión Colombiana independiente de ser acreedores de un control por parte de la comisión nacional de televisión no educan. Simplemente es solo fijarse con la exageración en novelas, realities, y la brevedad de las noticias informativas por los chimes de farándula en sus noticieros.
Posibles estrategias para la defensa de los derechos fundamentales del hombre cuando se expone a este medio son: la creación de un nuevo canal, donde se ejemplifique y se relacione equitativamente el entretenimiento y la pedagogía de los medios, mayor numero de restricciones por parte de la comisión nacional de televisión en cuanto lo explicito e implícito de las imágenes emitidas cuando se abarcan problemas sociales y la intencionalidad de los mismos pero lo más importante el cumplimiento severo de la ley al castigar a los canales que no contengan al menos 4 programas educativos. Las consecuencias en la implementación de estas estrategias son relativamente insospechadas. Puede considerarse un lapso de tiempo para que la gente se a costumbre con el fin de crear una verdadera televisión, volver al inicio el de acortar distancias.
Juan Carlos García

sábado, 22 de noviembre de 2008

Los Niños y la Televisión ; documento anexo


En primer lugar destaca el importante papel socializador que la televisión posee. Los medios modifican el ambiente introduciendo a los niños en el conocimiento de culturas distintas a la nuestra, al tiempo que presentan comportamientos valores e ideas propias de nuestro sistema social que más tarde serán aprehendidas y apropiadas por los espectadores para su integración en el entorno social.
La televisión se convierte así en transmisora de una cultura, de una realidad, que el niño aprende a veces inconscientemente, pero que es casi siempre reflejo de su entorno social. Pero hay que considerar también otros aspectos. Como establecen Salomón y Martín del Campo, entre la emisión televisiva y sus efectos en el espectador median relaciones interpersonales que repercuten en la información y en el refuerzo social.
Entre estas variables mediadoras o de procesos, encontramos: los padres, otros agentes, conocimientos y experiencias previas del contenido televisivo, aspectos individuales y sociales y otros aspectos.
Respecto a los efectos que el medio televisivo puede producir en el aprendizaje, éstos son de diversa índole. Es de suponer que el acceso a las experiencias mediatizadas que conlleva la televisión vaya con frecuencia en detrimento de las experiencias directas, convirtiéndose estas representaciones en elementos sustitutivos del contacto directo con la realidad. En esta línea se ha pronunciado Joan Ferrés, exponiendo la necesidad de ofrecer pautas de interpretación y de análisis crítico sobre el medio a las nuevas generaciones, puesto que la televisión se ha convertido hoy en instrumento privilegiado para educar, compartiendo con la escuela esa parcela para la educación y el aprendizaje.
El niño realiza sus primeros aprendizajes a través de la observación, experimentación e imitación y en este aspecto la televisión actúa como instrumento que mediatiza e interpreta la realidad, ofreciendo importantes modelos de realización para el niño. Pero al mismo tiempo que la televisión puede ofrecer experiencias enriquecedoras para el aprendizaje del niño, mostrándole modelos prosociales de conducta, puede también mostrar modelos antisociales o violentos, que el niño puede aprender y realizar, tal y como han señalado en sus diferentes trabajos Liebert, Vilches y Ferrés.
Destacamos por ello la importancia de realizar un adecuado control social de la televisión, sometiendo a revisión los contenidos televisivos y adecuándolos a las características de los espectadores, a su nivel de desarrollo, conocimientos, necesidades afectivas y capacidades de aprendizaje. Solo de este modo el aprendizaje mediado ofrecido por la televisión potenciaría determinadas habilidades cognitivas y comportamientos sociales.
En el aprendizaje del lenguaje, la televisión juega también un papel crucial. Dada la importancia que posee el lenguaje en el desarrollo del pensamiento infantil y la influencia que los mensajes televisivos tienen para ese pensamiento en desarrollo, en este caso el medio podría servirnos de instrumento para potenciar las capacidades lingüísticas orientando sus efectos adecuadamente.
Otra importante influencia que la televisión produce en el espectador, como bien señala Joan Ferrés, es la transformación de hábitos perceptivos, que implica una modificación de los procesos mentales, al tiempo que crea la necesidad de una hiperestimulación sensorial. El medio televisivo a diferencia de otros medios, como el verbal, va a privilegiar la percepción sobre la abstracción, lo sensitivo sobre lo conceptual. Es natural por tanto, que tienda a provocar respuestas de carácter emotivo más que de carácter racional.
Otro de los efectos que potencia la narrativa televisiva y que el autor comenta es de la necesidad de inmediatez y el sentido de la impaciencia, dada la multiplicación y superposición de imágenes e informaciones a que el medio habitúa al espectador. Dicha hiperestimulación sensorial es la que incrementa aún más la gratificación instantánea.
La televisión actúa también como vehículo importante para la apropiación de esquemas de acción y conocimientos de diversa índole. El aprendizaje de las distintas operaciones y esquemas espacio-temporales no son fruto de la herencia, sino producto de la actividad interactiva que el niño realiza con su medio próximo y la televisión juega aquí un papel crucial como coinciden en afirmar los autores Vilches, Cebrián y Ferrés.
La televisión puede así ofrecer al niño un amplio abanico de conocimientos sobre el mundo, acontecimientos que en él tienen lugar, la secuenciación de eventos en el tiempo y su comprensión. Al mismo tiempo que las consecuencias que de ello pudieran derivarse.
La televisión como cualquier otro medio de comunicación puede producir efectos positivos o negativos en el espectador dependiendo de las características del contenido que transmita. El autor M. Liebert, dedica gran parte de su obra "La televisión y los niños" a hablar de la violencia televisiva.
En cualquier caso, este efecto así como otros efectos antisociales que puede producir la televisión en el espectador, serán fruto de una programación o selección de mensajes, muchas veces inadecuados al público receptor, sus expectativas y capacidad para comprender el contenido y saber valorarlo adecuadamente. Por tanto podría afirmarse que la televisión por si misma no produce tales efectos negativos. Es importante una cuidadosa selección de los mensajes emitidos en televisión, fundamentalmente cuando éstos van dirigidos a los niños, los cuales pueden llevar a cabo por mimesis la misma apropiación de los comportamientos y actuaciones antisociales que de aquellos prosociales.
Todos hemos oído alguna vez frases del tipo "La televisión fomenta actitudes pasivas en el niño, es nefasta para su adecuado desarrollo o no puede enseñar nada que el niño no aprenda mejor por sí mismo". Sin embargo, de las investigaciones y trabajos revisados se deduce que tales afirmaciones no son en absoluto ciertas. De hecho la mayoría de las hipótesis formuladas por los investigadores sobre la atención y la comprensión se basan en la evidencia de que los niños mantienen un nivel de actividad frente al televisor. El espectador infantil ante la televisión busca la interpretación de los mensajes que se le ofrecen.
Por el contrario algunas posturas resaltan los efectos nocivos de la televisión, efectos tales como la pasividad y adicción que pueden producir en el niño dicho medio. La disminución de su actividad normal de juego y otros efectos de tipo psicológico y comportamental. Tal es el caso de la autora Alejandra Vallejo-Nágera, que en su obra "Mi hijo ya no juega, sólo ve la televisión" nos habla de los efectos nocivos de la televisión, los cuales se acentúan en los niños.
En cualquier caso, tales efectos no tienen por que ser producidos por la televisión, sino por el modo en que se expone a los niños a la utilización de este medio. Nos encontraríamos más bien ante una teleadicción al medio, que produciría efectos negativos, pero no por tratarse del medio televisivo, ya que ocurriría también en la interacción al niño con otros medios si ésta se lleva a cabo de la misma manera.
Evidentemente el aprendizaje directo que el niño realiza al interactuar con su entorno próximo es más rico en experiencias que el realizado a través de un medio como la televisión, que hoy por hoy, no permite el feedback inmediato, pero no por ello la televisión ha de ser considerada como un instrumento nefasto o no apto para el desarrollo del niño.
Por supuesto, la televisión también tiene efectos nocivos. Puede provocar una actitud pasiva, pues al ser una actividad meramente receptiva no supone ningún esfuerzo y anula la iniciativa del niño. Se ha comprobado que la televisión es una de las causas del fracaso escolar porque en lugar de estudiar, ven la televisión. También les resta tiempo para desarrollar otras actividades, como puede ser la lectura o los juegos creativos.
La televisión presenta estereotipos como los de los diferentes papeles sexuales del hombre y la mujer porque limitan la percepción de la realidad y restringe los puntos de vista.
La publicidad puede ser muy nociva para los niños porque les manipula, las imágenes y la forma de presentar los productos les hace desearlos, pero ellos no saben que se los están intentando vender y los niños exigen a sus padres que se los compren.
Según Francisco Javier Rodríguez, muchas veces los padres usan la televisión como medio para tener a los hijos entretenidos y así no ocuparse de ellos, por lo que muchos niños ven la televisión solos, lo cual es perjudicial ya que nadie les restringe la programación. Otro error que cometen los padres es utilizar la televisión como premio cuando el niño obedece y prohibirle verla en caso contrario.
El lenguaje utilizado en los programas infantiles es pobre y tópico y no enriquece el vocabulario del niño lo cual le perjudica enormemente porque está en una etapa importante de aprendizaje del lenguaje. Además el uso de palabras malsonantes en la televisión ha aumentado considerablemente en los últimos años.
Hace unos años se realizó un estudio preguntando a un grupo de niños qué harían si se estropease su televisor, y se obtuvieron unos resultados bastante curiosos: aproximadamente la mitad de los niños encuestados la arreglarían, comprarían otra, o irían a verla al domicilio de un amigo, vecino o familiar; y la otra mitad jugaría.


Perspectiva de Gerbner