En la vorágine de las encrespadas aguas informáticas Comienzan a emerger un considerable y preocupante cantidad de ofertas de Educación a Distancia a través de internet; algunos le llaman Educación Telemática, otros Educación Virtual o Digital. Lo cierto es que internet, como medio o herramienta, posibilita la capacidad de movilizar información, documentos, imágenes y guías didácticas que permiten establecer una “relación” educativa entre tutores y alumnos, más allá de las barreras espaciales y temporales. Pero como suele suceder, en el amplio escenario de la oferta educativa,comienzan a pulular cursos, diplomados, maestrías y doctorados a distancia que poseen un carácter más mercantil que académico, lo cual invita a la reflexión, profundización y conocimiento.
Efectivamente, Internet puede ofrecer y garantizar estudios de alta
calidad –tanto o más que la presencial- siempre y cuando la seriedad de los
programas esté respaldada por ciertos criterios institucionales, empezando por
el prestigio de la institución, y siguiendo por la calidad de los tutores; pero
sobre todo, en educación Telemática lo más importante es el “Modelo
1 Investigador educativo, Director Académico de la UFG y alumno del programa de Doctorado UOC
2001-2003.
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Pedagógico”. ¿Qué significa el Modelo Pedagógico?: la configuración de una
“plataforma” Web, que no solo integre los espacios tradicionales de aulas y
bibliotecas virtuales, sino que además, cuente con diseños de guías didácticas
para la orientación que eviten el “naufragio” en la navegación, y que dichas
guías estén sustentadas en una concepción psicopedagógica coherente y en
un manejo versátil, a través de tutores especializados.
La Educación Telemática o a Distancia por Internet, bajo el rigor de un
programa serio y honesto es tan exigente como la educación presencial;
generalmente, la evaluación en estos programas se constituye a partir de los
foros debates por correo electrónico, lo que supone el dedicar tiempo suficiente
a las lecturas del curso para acceder al conocimiento necesario y participar
demostrando los propios puntos de vista; por otra parte, la variada participación
de personas en los debates, que se encuentran en escenarios geográficos
distintos y distantes, enriquece la experiencia del aprendizaje, siendo
sustancialmente dialógica, constructiva y aprovechando los entornos.
Pero con el advenimiento de las Nuevas Tecnologías y su implacable
persecución en todos los ámbitos, el sector educativo ha sido uno de los más
acorralados; en efecto, la conjugación telemática-educación es fundamental en
la sociedad global, pautada por los paradigmas de la información, del
conocimiento y del aprendizaje permanente.
La primera pregunta que se plantearon los expertos en pedagogía y
didáctica fue sobre el “lugar” de la telemática en el proceso de enseñanzaaprendizaje;
algunos teóricos pensaron que era un “contenido” fundamental del
curriculum, mientras que otros plantearon la visión “instrumental”, es decir,
como recurso de apoyo educativo. En el fondo, la discusión era si la telemática
era “medio” o “fin”. Para no hacer larga la historia, el consenso generalizado se
fue inclinando hacia la visión de las nuevas tecnologías (internet, correo
electrónico, multimedia, video, etc.) como herramientas de apoyo para facilitar
los aprendizajes.
En un segundo momento, se planteo la compatibilidad de la telemática
con los enfoques psicopedagógicos, particularmente con las teorías que están
en boga: Constructivismo (Vygostky), Conversación (Pask), Conocimiento
Situado (Young) y Acción Comunicativa (Habermas); considerando las
variables de estas teorías se concluyó que la telemática articulaba con los
3
enfoques psicoevolutivos y psicopedagógicos por las siguientes razones: Sobre
el Constructivismo, partiendo de los tres elementos fundamentales de toda
situación de aprendizaje Contenidos (QUE aprende), procesos (COMO
aprende) y condiciones (ENTORNO que facilita el aprendizaje y
EXPERIENCIAS del alumno), se puede concluir, que por ejemplo, internet y
sus recursos, amplían la capacidad de interacción personal con estos
elementos. Con la teoría de la Conversación de Pask, que supone que
aprender es por naturaleza un fenómeno social, hay también compatibilidad
por la red de relaciones que ofrecen las nuevas tecnologías. La teoría
conocimiento situado de Young, señala que el conocimiento es una relación
activa entre el individuo y un determinado entorno, y además el aprendizaje se
produce cuando el aprendiz está envuelto activamente en un contexto complejo
y real; aquí también internet propicia innovadores entornos. Y finalmente la
teoría de acción comunicativa de Habermas, sustentada en el rigor, la
racionalidad y la crítica, impulsando cierta capacidad de expresarse, hacerse
entender y actuar coherente, también es congruente con las aristas de la
telemática y sus recursos lógicos2.
La salvedad que vale la pena señalar, es que las nuevas tecnologías
aplicadas a la educación, especialmente internet ofrecen “realismo” y no
“realidad”, esto significa que queda pendiente un imperativo ético como
responsabilidad de la persona para ensamblar el andamiaje de la información y
el conocimiento con las circunstancias históricas; de hecho lo mismo ocurre
con los aprendizajes tradicionales: se corre el riesgo de que se queden en
teoría, en las aulas, en las bibliotecas y en los laboratorios.
La efectividad pedagógica de las nuevas tecnologías demanda la
desmitificación de al menos tres aspectos: a) que la computadora va a ahorrar
trabajo; b) que la computadora va a sustituir al profesor; y c) que el internet y la
cultura digital va hacer desaparecer a los libros; todo estos es falso, a´)
elaborar materiales didácticos en multimedia da mucho trabajo; b´) la afabilidad
humana es insustituible; y c´) los libros estarán ahí, necesitan ser subrayados,
diagramados y palpados. En este contexto y desde esta perspectiva, internet
es efectivo pedagógicamente para: hacer que aparezcan nuevas formas de
2 Cfr. Picardo Joao, Oscar; Espacios y Tiempos de la Educación; Ed. Servicios Educativos; San Salvador,
2001.
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trabajo grupal y asincrónicas, posibilita nuevos vehículos de información más
veloces y simultáneos que superan los obstáculos de tiempo y espacio y
permite utilizar más y mejores recursos: bases de datos, museos, software,
bibliotecas digitales, redes especializadas, multimedia, fotos digitales, revistas
electrónicas, buscadores, tutoriales, FTP, Clip-art, Shareware, etc.
Más allá de internet y de los modelos pedagógicos, existe otro factor
importante asociado a las NTIC: la información; es decir, el ente articulador -y
epistemológico- entre los usuarios educativos y los ordenadores. En efecto,
una de las mayores preocupaciones actuales de los sistemas educativos, en
los países desarrollados, es el acceso y la producción de “información”; así lo
demuestra el libro “Las fuentes de información: estudios teórico-prácticos”,
publicado recientemente en España3, el cuál presenta la producción colectiva
de un grupo de distinguidos catedráticos, coordinados por Isabel de Torres
Ramírez de la Universidad de Granada. la obra se divide en cuatro apartados;
el primero, aborda la recuperación de la información y sus fuentes; el segundo,
trata sobre la búsqueda de la información; el tercero, presenta los instrumentos
para identificar, localizar y evaluar la información; y el cuarto, cierra con
instrumentos específicos para la identificación de repertorios, catálogos, bases
de datos y redes.
Si el conocimiento es poder, lo que alimenta el apetito epistemológico es
la información; Humberto Eco en su obra “Péndulo de Foucoult” anota: “…no
hay informaciones mejores que otras, el poder consiste en ficharlas todas, y
después buscar conexiones”; efectivamente, en las sociedades informacionales
–o más desarrolladas- la lógica política y económica se sustenta en una
innovadora trilogía: el capital debe ser el humano, el sistema de producción
debe estar organizado sobre un aparato de conocimiento e información, y la
materia prima es consustancial y paradójicamente: conocimiento e información.
En este contexto, el desarrollo científico, se desenvuelve en estas mismas
coordenadas, y desde la información de los códigos genéticos hasta los
microprocesadores de las nuevas tecnologías, están embriagados de
información y conocimiento.
3 Cfr. AaVv (coordinados por Isabel de Torres Ramírez); Las Fuentes de Información, Estudios teóricoprácticos;
Ed. Síntesis; Madrid, 1999
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Si la información es el hecho que comunica (Recueil de documentation
et information , ISO, 1998), y es a su vez proceso y resultado (el hecho de
comunicar algo y el resultado de esa comunicación), y por ende, genera una
modificación mental, podemos decir que tiene mucho que ver con lo educativo.
Por cierto, el proceso de enseñanza aprendizaje, desde la perspectiva docente,
implica facilitar el acceso a nuevos conocimientos utilizando diversas
estrategias didácticas de información (libros, separatas, artículos,
enciclopedias, internet, etc.); y desde el estudiante, implica construir nuevos
conocimientos utilizando experiencias cotidianas y conjugándolas con la
información que brinda el docente y con otros medios.
En la actualidad, a pesar de nuestras carencias, es absurdo imaginarnos
una educación mediocre, ya que las fuentes de información, cada vez más nos
acorralan e inundan; nuestro problema no es la falta de información, sino que la
mayoría de docentes no canalizan adecuadamente el potencial latente de
información que nos rodea. Hoy tenemos vertiginosos medios de comunicación
a través de internet, particularmente de prensa escrita que circulan hasta el
último rincón del país, además contamos con Infocentros y Cybercafés en
todos los departamentos, y poco a poco, los ciudadanos caen en la cuenta que
es mejor invertir en una PC que en otros aparatos triviales.
En una hora de navegación –cuyo costo es igual a una cerveza, caja de
cigarros u otro gasto recurrente- podemos acceder a un mundo insondable de
información que enriquece nuestros conocimientos, bien sea para preparar una
clase o para complementar una tarea. El problema crucial de nuestra realidad
educativa puede tener dos vertientes o: por un lado, el “desconocimiento” de
cómo utilizar la información en el proceso de enseñanza-aprendizaje, yendo
mucho más de los tradicionales libros de texto, e incorporando otras fuentes de
información más “seculares” o menos tradicionales; y por otro lado, la falta de
“conocimiento” sobre el uso de nuevas tecnologías de la información y
comunicaciones, concretamente uso de internet y correo electrónico.
Efectivamente, Internet puede ofrecer y garantizar estudios de alta
calidad –tanto o más que la presencial- siempre y cuando la seriedad de los
programas esté respaldada por ciertos criterios institucionales, empezando por
el prestigio de la institución, y siguiendo por la calidad de los tutores; pero
sobre todo, en educación Telemática lo más importante es el “Modelo
1 Investigador educativo, Director Académico de la UFG y alumno del programa de Doctorado UOC
2001-2003.
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Pedagógico”. ¿Qué significa el Modelo Pedagógico?: la configuración de una
“plataforma” Web, que no solo integre los espacios tradicionales de aulas y
bibliotecas virtuales, sino que además, cuente con diseños de guías didácticas
para la orientación que eviten el “naufragio” en la navegación, y que dichas
guías estén sustentadas en una concepción psicopedagógica coherente y en
un manejo versátil, a través de tutores especializados.
La Educación Telemática o a Distancia por Internet, bajo el rigor de un
programa serio y honesto es tan exigente como la educación presencial;
generalmente, la evaluación en estos programas se constituye a partir de los
foros debates por correo electrónico, lo que supone el dedicar tiempo suficiente
a las lecturas del curso para acceder al conocimiento necesario y participar
demostrando los propios puntos de vista; por otra parte, la variada participación
de personas en los debates, que se encuentran en escenarios geográficos
distintos y distantes, enriquece la experiencia del aprendizaje, siendo
sustancialmente dialógica, constructiva y aprovechando los entornos.
Pero con el advenimiento de las Nuevas Tecnologías y su implacable
persecución en todos los ámbitos, el sector educativo ha sido uno de los más
acorralados; en efecto, la conjugación telemática-educación es fundamental en
la sociedad global, pautada por los paradigmas de la información, del
conocimiento y del aprendizaje permanente.
La primera pregunta que se plantearon los expertos en pedagogía y
didáctica fue sobre el “lugar” de la telemática en el proceso de enseñanzaaprendizaje;
algunos teóricos pensaron que era un “contenido” fundamental del
curriculum, mientras que otros plantearon la visión “instrumental”, es decir,
como recurso de apoyo educativo. En el fondo, la discusión era si la telemática
era “medio” o “fin”. Para no hacer larga la historia, el consenso generalizado se
fue inclinando hacia la visión de las nuevas tecnologías (internet, correo
electrónico, multimedia, video, etc.) como herramientas de apoyo para facilitar
los aprendizajes.
En un segundo momento, se planteo la compatibilidad de la telemática
con los enfoques psicopedagógicos, particularmente con las teorías que están
en boga: Constructivismo (Vygostky), Conversación (Pask), Conocimiento
Situado (Young) y Acción Comunicativa (Habermas); considerando las
variables de estas teorías se concluyó que la telemática articulaba con los
3
enfoques psicoevolutivos y psicopedagógicos por las siguientes razones: Sobre
el Constructivismo, partiendo de los tres elementos fundamentales de toda
situación de aprendizaje Contenidos (QUE aprende), procesos (COMO
aprende) y condiciones (ENTORNO que facilita el aprendizaje y
EXPERIENCIAS del alumno), se puede concluir, que por ejemplo, internet y
sus recursos, amplían la capacidad de interacción personal con estos
elementos. Con la teoría de la Conversación de Pask, que supone que
aprender es por naturaleza un fenómeno social, hay también compatibilidad
por la red de relaciones que ofrecen las nuevas tecnologías. La teoría
conocimiento situado de Young, señala que el conocimiento es una relación
activa entre el individuo y un determinado entorno, y además el aprendizaje se
produce cuando el aprendiz está envuelto activamente en un contexto complejo
y real; aquí también internet propicia innovadores entornos. Y finalmente la
teoría de acción comunicativa de Habermas, sustentada en el rigor, la
racionalidad y la crítica, impulsando cierta capacidad de expresarse, hacerse
entender y actuar coherente, también es congruente con las aristas de la
telemática y sus recursos lógicos2.
La salvedad que vale la pena señalar, es que las nuevas tecnologías
aplicadas a la educación, especialmente internet ofrecen “realismo” y no
“realidad”, esto significa que queda pendiente un imperativo ético como
responsabilidad de la persona para ensamblar el andamiaje de la información y
el conocimiento con las circunstancias históricas; de hecho lo mismo ocurre
con los aprendizajes tradicionales: se corre el riesgo de que se queden en
teoría, en las aulas, en las bibliotecas y en los laboratorios.
La efectividad pedagógica de las nuevas tecnologías demanda la
desmitificación de al menos tres aspectos: a) que la computadora va a ahorrar
trabajo; b) que la computadora va a sustituir al profesor; y c) que el internet y la
cultura digital va hacer desaparecer a los libros; todo estos es falso, a´)
elaborar materiales didácticos en multimedia da mucho trabajo; b´) la afabilidad
humana es insustituible; y c´) los libros estarán ahí, necesitan ser subrayados,
diagramados y palpados. En este contexto y desde esta perspectiva, internet
es efectivo pedagógicamente para: hacer que aparezcan nuevas formas de
2 Cfr. Picardo Joao, Oscar; Espacios y Tiempos de la Educación; Ed. Servicios Educativos; San Salvador,
2001.
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trabajo grupal y asincrónicas, posibilita nuevos vehículos de información más
veloces y simultáneos que superan los obstáculos de tiempo y espacio y
permite utilizar más y mejores recursos: bases de datos, museos, software,
bibliotecas digitales, redes especializadas, multimedia, fotos digitales, revistas
electrónicas, buscadores, tutoriales, FTP, Clip-art, Shareware, etc.
Más allá de internet y de los modelos pedagógicos, existe otro factor
importante asociado a las NTIC: la información; es decir, el ente articulador -y
epistemológico- entre los usuarios educativos y los ordenadores. En efecto,
una de las mayores preocupaciones actuales de los sistemas educativos, en
los países desarrollados, es el acceso y la producción de “información”; así lo
demuestra el libro “Las fuentes de información: estudios teórico-prácticos”,
publicado recientemente en España3, el cuál presenta la producción colectiva
de un grupo de distinguidos catedráticos, coordinados por Isabel de Torres
Ramírez de la Universidad de Granada. la obra se divide en cuatro apartados;
el primero, aborda la recuperación de la información y sus fuentes; el segundo,
trata sobre la búsqueda de la información; el tercero, presenta los instrumentos
para identificar, localizar y evaluar la información; y el cuarto, cierra con
instrumentos específicos para la identificación de repertorios, catálogos, bases
de datos y redes.
Si el conocimiento es poder, lo que alimenta el apetito epistemológico es
la información; Humberto Eco en su obra “Péndulo de Foucoult” anota: “…no
hay informaciones mejores que otras, el poder consiste en ficharlas todas, y
después buscar conexiones”; efectivamente, en las sociedades informacionales
–o más desarrolladas- la lógica política y económica se sustenta en una
innovadora trilogía: el capital debe ser el humano, el sistema de producción
debe estar organizado sobre un aparato de conocimiento e información, y la
materia prima es consustancial y paradójicamente: conocimiento e información.
En este contexto, el desarrollo científico, se desenvuelve en estas mismas
coordenadas, y desde la información de los códigos genéticos hasta los
microprocesadores de las nuevas tecnologías, están embriagados de
información y conocimiento.
3 Cfr. AaVv (coordinados por Isabel de Torres Ramírez); Las Fuentes de Información, Estudios teóricoprácticos;
Ed. Síntesis; Madrid, 1999
5
Si la información es el hecho que comunica (Recueil de documentation
et information , ISO, 1998), y es a su vez proceso y resultado (el hecho de
comunicar algo y el resultado de esa comunicación), y por ende, genera una
modificación mental, podemos decir que tiene mucho que ver con lo educativo.
Por cierto, el proceso de enseñanza aprendizaje, desde la perspectiva docente,
implica facilitar el acceso a nuevos conocimientos utilizando diversas
estrategias didácticas de información (libros, separatas, artículos,
enciclopedias, internet, etc.); y desde el estudiante, implica construir nuevos
conocimientos utilizando experiencias cotidianas y conjugándolas con la
información que brinda el docente y con otros medios.
En la actualidad, a pesar de nuestras carencias, es absurdo imaginarnos
una educación mediocre, ya que las fuentes de información, cada vez más nos
acorralan e inundan; nuestro problema no es la falta de información, sino que la
mayoría de docentes no canalizan adecuadamente el potencial latente de
información que nos rodea. Hoy tenemos vertiginosos medios de comunicación
a través de internet, particularmente de prensa escrita que circulan hasta el
último rincón del país, además contamos con Infocentros y Cybercafés en
todos los departamentos, y poco a poco, los ciudadanos caen en la cuenta que
es mejor invertir en una PC que en otros aparatos triviales.
En una hora de navegación –cuyo costo es igual a una cerveza, caja de
cigarros u otro gasto recurrente- podemos acceder a un mundo insondable de
información que enriquece nuestros conocimientos, bien sea para preparar una
clase o para complementar una tarea. El problema crucial de nuestra realidad
educativa puede tener dos vertientes o: por un lado, el “desconocimiento” de
cómo utilizar la información en el proceso de enseñanza-aprendizaje, yendo
mucho más de los tradicionales libros de texto, e incorporando otras fuentes de
información más “seculares” o menos tradicionales; y por otro lado, la falta de
“conocimiento” sobre el uso de nuevas tecnologías de la información y
comunicaciones, concretamente uso de internet y correo electrónico.
Oscar Picardo Joao,
Pedagogía Informacional:
Enseñar a aprender en la Sociedad del Conocimiento.